Si hay un tema que no solo está pendiente para la administración federal, sino que ha resultado su gran ‘talón de Aquiles’, es la creciente inseguridad que impera en gran parte del territorio nacional, producto de las guerras entre los grupos criminales y su cada vez más notoria presencia en todos los ámbitos de la sociedad. Seguramente habrá quien difiera, que diga que cómo espero que el presidente López Obrador acabe con lo que provocó Calderón, que todo es culpa del pasado, etcétera; sin embargo, el propio presidente mencionó, en julio de 2021, que para lograr “acreditar históricamente” su gobierno, tenía que reducir la violencia en el país.
En un país en donde se han cometido casi 110 mil homicidios dolosos, tan solo en lo que va de este sexenio, unos 36 mil asesinatos en cada año de los que Andrés Manuel ha sido presidente, han dejado en claro que la estrategia no es la adecuada; todos lo sabemos, él lo sabe y lo admite, pero de nada nos ha servido, porque no se ha visto un cambio en la manera en que se afronta el problema. Tan solo en 2021, 77 muertes violentas al día, inducidas por un enemigo social que cada vez más, se adueña e incide directamente en cosas en las que, anteriormente, no eran motivo de interés.
En diciembre pasado, se registraron alrededor de 2 mil 274 homicidios dolosos, muy cerca del pico anual que fueron marzo, con 2 mil 444 y mayo con 2 mil 462 muertes violentas. Tan solo el último día del año que acaba de terminar, se presentaron 80 asesinatos. Guanajuato, Estado de México, Baja California, Michoacán y Chihuahua, son de los estados con mayor incidencia; sin embargo, Zacatecas se ha posicionado en uno de los 10 estados más peligrosos del país, donde además, al ser vecinos tan cercanos, casi todos hemos escuchado de alguien a quien, si no le fue tan mal como para perder la vida, le despojaron sus bienes en alguna parte del recorrido rumbo a Guadalajara, Aguascalientes, o alguna otra entidad, por donde forzosamente se tiene qué circular si se proviene de Durango, o si se regresa a nuestra entidad.
Tan solo ayer amanecimos con la noticia de que fueron abandonados 10 cuerpos sin vida al interior de una camioneta, que fue abandonada de madrugada, en pleno centro histórico, frente al Palacio de Gobierno donde residen las oficinas del mandatario estatal morenista, David Monreal. De manera inmediata, la periodista Rosa Icela Rodríguez, informó que enviaron refuerzos por parte de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, de la cual es titular, como si se tratara de un caso emergente, siendo que la entidad, es sabido, está en disputa por la operatividad criminal.
En fin, sin meternos en polémicas sobre quién tiene la culpa, lo que es cierto es que, a tres años de la administración del hombre que prometió la ‘Cuarta Transformación’, no se ve una estrategia eficaz y es necesario exigir que se retome el rumbo de la seguridad, a menos que la transformación vaya a ser en un pueblo fantasma, como varios que ya existen en México.