Entre algunos gritos de “¡No va a pasar!” y “¡Traidores!”, arrancó la primera sesión ordinaria del domingo 17 de abril del presente año, en la que, entre otras cosas, como la toma de protesta a algunos suplentes, se votó la Reforma Eléctrica, por la que se buscaba reformar los artículos 25, 27 y 28 de la Constitución, lo que obligaba que se tuviera, para ser aprobada la mayoría calificada, lo que significaba tres cuartas partes de los asistentes al Pleno de la Cámara. Era de gran relevancia el resultado de votación por los diputados porque, aunque todavía tendría que votarse a favor en el Senado y ser aprobada, además, en por al menos 17 congresos locales, era claro que la iniciativa del presidente López Obrador habría caminado sin problemas, gracias a la mayoría que obtuvo en las urnas en los curules del Senado como en la mayor parte de las entidades federativas.
Luego de la fundamentación del diputado potosino Juan Ramiro Robledo Ruiz, de Morena, quien preside la Comisión de Puntos Constitucionales y del diputado tabasqueño, también de Morena, Manuel Rodríguez González, presidente de la Comisión de Energía, siguió una larga fila de legisladores que expusieron sus posturas, todas muy marcadas a una decisión ya tomada y alejadas a cualquier intento de debate, donde destacaron, en cada partido, las participaciones de algunos de sus diputados, como Salvador Caro y Jorge Álvarez Máynez por Movimiento Ciudadano, quienes atestaron duras críticas a los partidos oficialistas y hasta pidieron un minuto de silencio por la muerte del intento de reforma; por el Partido del Trabajo, tanto Gerardo Fernández Noroña como Reginaldo Sandoval Flores, argumentaron a favor, con un discurso populista y sacado, según dijeron, de la voz del pueblo; por el Partido de la Revolución Democrática el diputado Luis Ángel Xariel Espinoza Cházaro, quien invitó a los legisladores aliados al presidente a hacerle caso y rebelarse por una propuesta que sí le hiciera bien al país; por Morena, el coordinador del grupo parlamentario, Ignacio Mier Velazco, destacó más por exponer un audio con el discurso del presidente Adolfo López Mateos, recurso que fue utilizado por más de uno, que por la firmeza de su postura, crítica, por supuesto, a los que llamó traidores a la Patria; el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, en un tono más burlón que asertivo, les aseguró que la iniciativa no iba a pasar; Jorge Romero Herrera, de Acción Nacional, en un enérgico mensaje les hizo saber que la contra no era contra el partido o el presidente, sino por tener una distinta visión de administración pública.
Algo que llamó mi atención es que, en Morena, parecían ensimismados a nombrar a Salinas de Gortari como el inicio de la debacle con la entrega de las empresas públicas a los particulares, cosa que, si bien es cierta, se antoja como un gran disparo en el pie, pues en ese entonces, el secretario de Gobernación era Manuel Bartlett Díaz, hoy director de la Comisión Federal de Electricidad y principal señalado por la oposición. Al final, como se esperaba, se desechó el dictamen de decreto al votarse con solo 275 votos a favor y 223 en contra, por los 498 asistentes que no otorgaron la mayoría calificada, en lo que, seguramente, será calificado como una gran derrota de López Obrador, por más de uno, incluido su servidor, y un resucitar, mítico por el día en que se da, de una empoderada oposición.