El pasado fin de semana, nuestra querida ciudad de Durangofue sede del XXV Congreso Nacional Ordinario de la Confederación Nacional Campesina (CNC), una organización que cuenta con 84 años de historia, concebida por Lázaro Cárdenas para unir a los campesinos que anhelaban tierra para trabajar. En dicho congreso, se renovó la dirigencia nacional que, hasta este domingo, encabezaba el diputado federal duranguense, Ismael Hernández Derasquien, al asumir su presidencia, a finales de agosto de 2018, gozaba de un panorama prometedor para el campo, gracias a las reformas estructurales del entonces presidente de la República, Enrique Peña Nieto, ya que las exportaciones de productos agroalimentarios superaban la entrada de divisas por petróleo, turismo y remesas. Además, reformas como la hacendaria, que dio un trato diferenciado a los productores del campo por mantener siempre un riesgo latente, y la laboral, que otorgó seguridad social a alrededor de 5 millones de jornaleros, hacían ver al campo como un área de potencial desarrollo.
Sin embargo, con la llegada de la nueva administración federal, muchos de los esquemas que habían empezado a beneficiar de manera sustantiva al campo, cambiaron de manera radical, pues las nuevas políticas agropecuarias dejaron al campo lejos de ser una prioridad, a pesar de que se hablaba de pretender la autosuficiencia alimentaria. Parte de los reconocimientos que recibió la gestión de Hernández Deras al frente de la CNC, fue precisamente que, ante tales agravios a la comunidad agrícola, defendió desde tribuna enfrentado los embates de los legisladores afines a la 4T, además que, desde la propia organización campesina, se ha hecho frente a los severos recortes que la Federación ha realizado al campo y a tantos rubros más, defendiendo al sector ante los incrementos de los insumos agrícolas, a la falta de subsidios para los productores pecuarios y hasta la desaparición de los apoyos productivos para el campo, para las mujeres y los jóvenes. Además, en la labor legislativa fue importante presentar iniciativas para el beneficio directo a los campesinos, como la Ley de Agricultura Familiar y frenar las intenciones morenistas de gravar los derechos de uso de agua para el campo, lo que representaba un impacto negativo al sector agropecuario.
El programa estrella de este gobierno para el campo, Seguridad Alimentaria de México (Segalmex), ha resultado plagado de corrupción, en donde se han desaparecido alrededor de 12 mil millones de pesos; además de que, contrario a lo que aseguraban, esta administración federal ha realizado grandes importaciones de maíz, soya, leche, trigo y arroz, entre otros productos agrícolas, causando un problema sustancial a los productores, que no han podido competir con este tipo de prácticas.
Al final, las acciones que el diputado ha llevado a cabo, le han reconocido también el impulsar una intensa actividad del sector agrícola y pecuario a pesar de la llegada de la pandemia, afectando de manera importante a la población que participa activamente en el campo; así como impulsar la participación de la mujer rural y su trabajo, abriendo espacios y otorgando el debido reconocimiento a su labor, promoviendo, incluso, la llegada de Leticia Barrera Maldonado, a la dirigencia nacional de la agrupación.
En fin, un elemento que Ismael Hernández Deras conoce y en el que se desenvuelve con mucha naturalidad, dando muestra de cuánto disfruta el campo, cómo se involucra con su gente y con quienes siempre ha convivido en un ambiente cómodo y amigable, pero defendiendo desde la trinchera los objetivos con la capacidad política que le caracteriza; le han brindado el que, después de cuatro años de dirigencia, pueda terminar satisfecho respecto a los objetivos que se tuvieron que plantear en esta nueva realidad que cubre a México, en donde la simulación e incongruencia del gobierno federal respecto al desarrollo del campo y los campesinos.