Este sábado, el Partido Acción Nacional renovó su dirigencia estatal, ahora con la batuta de Mario Salazar Madera, quien recientemente venció a Gerardo Galaviz y quien presidirá el Comité Directivo Estatal por los próximos tres años. Esta podría ser la línea del presente editorial y, en sí, podría haber sido la nota relevante para iniciar esta semana; sin embargo, dentro de la ceremonia de la toma de protesta del nuevo comité, sucedieron un par de cosas interesantes que le robaron la esencia al propio acto y su trascendencia en la reconstrucción de un partido que, desde 2016, había estado perdiendo votos al por mayor, siendo lo único rescatable, la obtención del triunfo de la alcaldía de la capital en 2019.
El primer acto de una tragicomedia escrita al vapor, que robó atención a la nueva dirigencia, fueron las desafortunadas declaraciones del dirigente nacional de ese instituto político, el siempre desatinado *Marko Cortés Mendoza*, responsable de otra debacle político electoral que también los ha desdibujado a nivel nacional. En el acto, Cortés Mendoza tuvo la desfachatez de mencionar “el legado” que dejó el gobierno estatal de _José Rosas Aispuro Torres_, del cual, trastabillado y torpe en su lectura, como le caracteriza, dijo que se sentía orgulloso; y por si no fuera suficiente desvergüenza, agregó que Durango era un caos y que por eso se dio un cambio; y hasta les recordó a los presentes que Durango estaba endeudado a la llegada del exgobernador Aispuro y, en serio, no trato de tomarle el pelo, todavía dijo que “ahí están las obras… ahí están los hechos”.
Seguramente, por inverosímil que pueda sonar, a nadie sorprende el descaro de quien ha echado a perder elecciones en muchos estados y que, a pesar de ello, buscó perpetuarse al frente de la dirigencia nacional. Pero ¿acaso no tendrá un asesor de mediana capacidad y con un mínimo de prudencia que le haya revisado el discurso para corregirle semejante estupidez? ¿De cuál legado está hablando? Si se trata de un gobierno que no solo dejó súper endeudado al estado, sino que no le dejó, a quien ahora le sucede, ni el más mínimo rango de acción para salir a flote en materia financiera. ¿Legado? ¿La despiadada corrupción que llevó a tal grado la desvergüenza, que tocó temas tan sensibles como el sector salud, que hoy ha dejado en Durango una crisis con los casos de meningitis aséptica, que ya cobró 35 vidas y destrozó la existencia del doble de familias? De eso, señor Cortés, de eso es responsable el exgobernador Rosas Aispuro. Ese es el “legado” de quien alaba y enaltece, el poderse hacer llamar “_el peor gobernador de la historia de Durango_”; mucho peor que cualquiera de los que quiso señalar con sus insensibles declaraciones. Ese “_legado_”, créame, aunque su partido no quiera, los ciudadanos jamás intentaremos borrarlo, pues debe quedar en nuestra mente como un recordatorio de quienes jamás deberán llegar a posiciones ventajosas, al menos no, con la venia del pueblo. Ojalá no se le ocurra premiarlo para acabar de manchar más, el “legado” propio que dejará en Acción Nacional, como el peor dirigente.
Esto, a título personal, lo considero un insulto; a la imagen de Durango; a los duranguenses; a la memoria y dignidad de quienes fuimos defraudados por el gobierno aispurista; pero en especial, lo considero un insulto a quien también estuvo presente como invitado especial, sin ser parte de la militancia pero como el activo más valioso de una coalición que lo convirtió en gobernador del estado; fue un insulto para *Esteban Villegas*, quien es hoy quien debe lidiar con el desaseo administrativo, la indisciplina financiera, los abusos, los excesos y la descarada corrupción de la administración panista que alaba. A pesar de semejante grosería y ‘_corrientada_’, el actual gobernador se comportó como un caballero dentro de la ceremonia y, lejos de haberlo confrontado en el evento blanquiazul, no fue sino hasta el día siguiente, en un encuentro de priistas, que lanzó un mensaje contundente pero no falto de respeto, donde mencionó: “_Que lo escuche quien lo tenga que escuchar, todo lo que existe en Durango, ha sido por los gobernadores del PRI, que no se confundan_”, lo que, por supuesto, le ganó una ovación.
Viene la elección de 2024, donde se renovarán las cámaras del Congreso de la Unión y las representaciones en el Congreso local; por lo que la afrenta que hoy hace MarkoCortés, no solo a Esteban y al PRI, sino a los duranguenses como una burla, seguramente le será facturada y cobrada en las urnas, donde de por sí, el PAN no ha representado mucho en los últimos dos procesos, quedando como tercera fuerza y solo porque los demás partidos, o son muy pequeños, o ya no representan nada. Que lo tengamos presente, para cuando nos pidan el voto.