Lecturas Políticas

La paz como premisa en la Universidad

por Alberto de la Rosa Olvera 7 noviembre, 2024 | Hace 2 meses

La paz es un valor fundamental y una premisa esencial en cualquier sociedad que aspire al progreso y al desarrollo armónico de sus miembros. Este concepto adquiere una relevancia particular en el contexto de la educación superior, especialmente en las universidades públicas. Estas instituciones no son solo centros de enseñanza; son, también, espacios donde se fomenta el pensamiento crítico, la innovación y el intercambio cultural. La paz, entendida tanto como ausencia de conflicto como la presencia de condiciones justas y equitativas para el desarrollo individual y colectivo, es fundamental para el cumplimiento de estos objetivos.

Primero, es esencial reconocer que las universidades públicas son microcosmos de la sociedad. Acogen a individuos de diversa índole, con diferentes antecedentes, creencias y aspiraciones. Esta diversidad es un activo invaluable que, gestionado desde la paz, promueve una riqueza académica y cultural inigualable. Por lo tanto, la paz en la universidad pública no solo es el cimiento para el desarrollo académico, sino también para la cohesión social y el respeto mutuo entre los miembros de la comunidad universitaria.

En segundo lugar, la paz es crucial para el proceso de aprendizaje. Un ambiente pacífico y seguro permite que estudiantes y docentes se concentren en sus labores académicas sin temores ni distracciones. La violencia, el conflicto y la inseguridad, por otro lado, socavan la misión educativa de la universidad, distraen recursos y energías hacia la gestión de crisis, y generan un clima en el que el aprendizaje y la investigación no pueden florecer. Por lo tanto, asegurar la paz dentro de la universidad pública es fundamental para garantizar un entorno propicio para la enseñanza y el aprendizaje.

Además, las universidades públicas tienen un rol protagónico en la promoción y construcción de la paz a nivel social. A través de la investigación, el servicio comunitario y la formación de ciudadanos comprometidos y conscientes, las universidades pueden ser faros de paz en sus comunidades. Los programas de extensión universitaria y las iniciativas de investigación aplicada pueden abordar causas subyacentes de conflictos sociales y ofrecer soluciones prácticas e innovadoras para promover la paz. Así, la paz no solo es un requisito dentro de la universidad, sino una contribución activa de estas instituciones hacia la sociedad en general.

No obstante, lograr y mantener la paz en las universidades públicas presenta desafíos significativos. Las tensiones derivadas de diferencias políticas, económicas o culturales pueden reflejar o incluso exacerbar las divisiones presentes en la sociedad. Adicionalmente, las universidades públicas, al ser dependientes de financiamiento estatal, pueden ser vulnerables a los vaivenes políticos y económicos del país. Por lo tanto, es crucial que la gestión universitaria promueva activamente políticas y prácticas que fortalezcan la paz interna, a través del diálogo, la inclusión y la justicia.

Por todo ello, es menester que el rector y el decano de la UJED, el primero como cabeza de la institución y el segundo como autoridad moral, intervengan en la mediación para lograr la paz en este proceso electoral para renovar la rectoría y evitar que la violencia política siga siendo una constante en la institución, como lo viene siendo desde la década de los 80s. Por ello es digno de reconocer las actitudes pacíficas, civilizadas y sensatas de José Ramón Duarte Carranza y de Ramón García Rivera, en no abonar al encono, el rencor y la confrontación sino a la unidad.

En conclusión, la paz es una premisa fundamental en las universidades públicas. Sin paz, el objetivo último de estas instituciones – educar, investigar y contribuir al bienestar de la sociedad – no puede alcanzarse plenamente. La paz fomenta un ambiente de respeto, diálogo y colaboración que enriquece a la comunidad universitaria y, por extensión, a la sociedad pues como decía el investigador de feliz memoria, Ángel Ismael Mejorado Olaguez: la Universidad es el espejo de la sociedad y las y los duranguenses exigen una tierra de paz, una Universidad de Paz.

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