La pandemia aún no ha terminado, el mundo sigue estando de cabeza y todo parece indicar que, si creíamos que el COVID estaba por irse, nos ha recordado que aún no piensa retirarse y, por el contrario, una de sus mutaciones ha mostrado tener niveles de contagio mayores al virus original.
La OMS emitió una alerta advirtiendo sobre el alcance de la variante Delta, la cual fue encontrada en la India en octubre, cabe destacar que ya está presente en más de 70 países incluido México, sin embargo, el repunte de casos que se tienen en Europa y Asia son debidos al comportamiento de esta variante y han paralizado las actividades nuevamente, manteniendo en alerta a los científicos y mandatarios del orbe. Todos los virus mutan, después de cierto número de mutaciones se denominan variantes, por lo tanto, de todos los virus hay muchas variantes, lo valioso sucede en su clasificación ya que primero están las variantes consideradas “de interés”, se clasifican así porque aparecen tras un brote comunitario, o una serie de contagios; después llega la clasificación “preocupante”, esto se le brinda a la variante que se propaga con mayor rapidez, provoca síntomas nuevos o porque las medidas de protección y contención dejan de ser efectivas, tal es el caso de la variante delta y lo que está sucediendo en el otro lado del mundo.
Un estudio publicado en la reconocida revista científica “The Lancet” apunta que la variante delta es más resistente a las vacunas que la variante alfa, también tiene un mayor riesgo de provocar hospitalizaciones e incluso se puede considerar más letal debido a la rapidez de su propagación. La publicación también menciona que el riesgo de hospitalización baja sustancialmente cuando se aplica la segunda dosis de las vacunas de Pfizer y AstraZeneca, aunque sí es enfático en que la segunda dosis se de en los 28 días consecuentes a la primera.
Con todo y los argumentos científicos serios que abundan derivados del estudio de este virus, sigue existiendo un número considerable de personas que se declaran en contra del uso y aplicación de las vacunas, también sigue prevaleciendo el descontrol de los gobiernos de distintos países, sobretodo de los menos desarrollados en las aplicaciones, ya que en algunos casos como en nuestro país, de los 75 millones 459,027 de personas inoculadas, 63 millones 407,243 personas cuentan con esquema completo de una o dos dosis; mientras que 12 millones 51,784 todavía esperan la segunda dosis, incumpliendo los 28 días que marcan los laboratorios que las elaboran. El principal beneficio que tienen las vacunas es evitar las formas graves de la enfermedad, aunque todavía no existe una vacuna que evite la transmisión del COVID. Según algunos científicos epidemiólogos, las vacunas que siguen circulando en México, son parte de los prototipos y primeros lotes que se distribuyeron durante los primeros tramos de la epidemia, en aquél entonces, no se conocían aún las variantes que han surgido, por lo que pensar que estas vacunas que algunos ya recibimos, nos mantendrán protegidos es como tirar una moneda al aire y las muestras de ello es lo que está sucediendo en Europa y Asia, donde también se le aqueja a la relajación de los controles sanitarios y el comportamiento de la población. En México según la última encuesta de Mytofsky, 44 de cada 100 mexicanos tenemos más miedo a ser víctimas de un delito, 31 de cada 100 a que se vea afectada nuestra economía y tan solo 12 de cada 100 tememos contagiarnos de COVID, este es el parámetro más bajo en los últimos 20 meses, señal de que efectivamente nos hemos relajado frente a la enfermedad.