La ciudad norteamericana de Pittsbourgh, en el estado de Pensilvania, es ejemplo de la norteamérica obrera, que sufrió por el abandono, pero se levantó por su visión y diversificación. En la década de 1970, EU inició un proceso de desindustrialización y tomó desprevenida a ésta ciudad,que no tomó medidas para modernizarse, sumado a que, en este periodo existió una crisis petrolera que redujo la demanda de acero, el producto de la región. La única alegría que tenía Pittsburgh fueron los cuatro Super Bowl ganados por los Steelers en esa década, equipo que, por cierto, se fundó en 1969.
El fútbol salvó a los habitantes de Pittsbourgh, tanto anímica como económicamente, pues si bien la ciudad obrera evidentemente no era turística, sí les permitió sobrellevar el duro golpe de la crisis que dejó sin empleo a 150 mil trabajadores del acero, sin contar la enorme cantidad de fábricas acereras que cerraron como efecto dominó de esta crisis.
A partir de esta experiencia de las décadas de los 70’s y 80’s, esta ciudad se reinventó y hoy Pittsbourgh es una dinámica ciudad tecnológica, donde se concentran compañías como Google, Apple, Facebook, IBM o Uber, lo que la convierte rápidamente en la nueva Silicon Valley, esto sin contar con el importante distrito cultural que posee, condiciones propicias que la convierten además en la mejor ciudad para vivir.
A la par, el futbol americano y el gran equipo con el que cuentan, los Steelers (Acereros), les han permitido no solo sostenerse, sino hacer de la actividad turística una de sus principales fuentes de ingresos, ya que, por partido, la región obtiene directa e indirectamente, una derrama de 16 millones de dólares.
Tomando en cuenta lo anterior, es fácil deducir cómo una actividad ancla en la zona, permite detonar la economía, salvando a una ciudad y permitiendo que se diversifique y consolide. En el caso del deporte, además, permite que los habitantes mantengan su moral en alto y que permanezca intacto lo más importante: La esperanza.
Hoy, “Los Alacranes”, el equipo deportivo emblemático de Durango, un estado que lamentablemente destaca por casi nada bueno y sí por muchas cosas malas, está en crisis.
Cuando el pasado 14 de junio, la Liga de Expansión MX dio la bienvenida a los Alacranes de Durango por ascender de la Tercera División (Liga Premier), y anunciar que jugarían en el Apertura 2022, el gozo no se hizo esperar, pues pasar de la Premier a la de Expansión significaba luchar por llegar a la Liga MX, euforia que se desbordó cuando el propio Mikel Arriola les dio la bienvenida.
Sin embargo, ser profesional tiene implicaciones, y llegar a las ligas profesionales implica no solo la calidad del equipo y jugadores, también de la infraestructura del estado sede, en este caso, el “Francisco Zarco”, el cual cuenta con 24 mil espectadores de capacidad, el cual debe contar con medidas y especificaciones sobre el alambrado de cancha a tribuna, medidas para anuncios publicitarios, bancas, cancha con medidas reglamentarias, empastado completo, acceso a vestidores a cancha cubierto, espacios para policía, bomberos y servicios de emergencia, planta de luz de emergencia, servicios públicos, sala de conferencia…. Uff!! Muchas, muchas cosas.
Los requisitos no son frívolos, son lo que hace profesional al soccer y, sobre todo, da seguridad a jugadores, visitantes y público, pues lamentablemente, todos recordamos la tragedia del estadio Corregidora, en Querétaro. Así pues, con estos requisitos, el gobierno del estado dio su palabra de cumplir a cabalidad todo lo que se pedía, la cual, a días de cerrar la actual administración, parece que se olvidó.
José Rosas Aispuro, gobernador de Durango, olvidó su palabra empeñada, y ante la omisión del estado, el equipo se puso en un brete tan difícil como enfrentar la desclasificación, esto es, regresar a la tercera división, lo cual hizo que incluso corriera el rumor de que Ciro Castillo Ibarra, presidente del Club Alacranes de Durango, pusiera su renuncia sobre la mesa.
Rosas Aispuro, quien está ya en “artículo mortis” como gobernador de Durango, ha tenido que sortear en estos últimos 50 días la deshonra de su incapacidad y el vituperio de una ciudadanía que ya ruega por que se largue y deje a un hombre superior y más capaz, las riendas del estado, sin embargo, a través de un boletín (como parece fue su única estrategia en estos seis años), trató de calmar las aguas prometiendo una vez más, que ya se iniciarían los trabajos de rehabilitación del estadio “Francisco Zarco”, y que además el estado pagará a la Federación Mexicana de Fútbol, la cuota correspondiente.
La gran pregunta es: ¿con qué dinero pagará Rosas Aispuro, si su gobierno no tiene para pagar a trabajadores, maestros, terminar obras… terminar un puente?
En fin, no soy experta en soccer, pero hasta yo sé que perder una oportunidad como el ascenso a la Premiere significa una oportunidad que tiene el estado para reactivar la economía directa e indirecta que esta actividad conlleva, sobre todo en el área de servicios, como hoteles y transportación.
Durango, como Pittsbourgh, también es una ciudad obrera, también es una ciudad de trabajadores, y también enfrenta su peor crisis económica, con despidos, desempleo, recesión, inflación, corrupción, pero, a diferencia de Pittsbourgh, y como pintan las cosas, no vamos a tener un equipo de futbol que nos salve… ni anímica, ni moral, ni económicamente.