Lecturas Políticas

Benedicto no terminó de limpiar la casa

por Alberto de la Rosa Olvera 2 enero, 2023 | Hace 2 años

Muchos se estremecieron con su llegada al trono de San Pedro, pero muy pocos se asombran por su fallecimiento. Me refiero al ilustre teólogo y filósofo alemán Joseph Ratzinger, quien adoptara el nombre de Benedicto XVI cuando ocupó la sede vacante luego de la muerte de San Juan Pablo II.

El asombro del que hablo en el primer párrafo, se debió en dos aspectos centrales, el primero de ellos consistía en que los integrantes del colegio cardenalicio habían elegido a un alemán antipático, todo lo contrario a su antecesor, que usaba todas las dotes actorales que aprendió en sus clases de histrionismo durante su juventud para conectar con las masas

Ratzinger era reconocido como uno de los teólogos más prominentes dentro de la Iglesia Católica, su argumentación filosófica le permitió darse un quien vive con Hürgen Habermas. Ese era Benedicto XVI, un gran pensador dentro del catolicismo y un férreo defensor de la doctrina de la fe.

Los grupos de poder representados en los cardenales europeos, pensaron que la Iglesia Católica universal no necesitaba de un papa popular, sino de un hombre serio, disciplinado y duro para poner orden en la casa luego de tanta ausencia de Juan Pablo II, quien dedicó su pontificado a darle vueltas al mundo llevando el mensaje de Cristo, pero dejando El Vaticano a merced de los lobos.

Cuando Ratzinger asumió el papado, encontró una iglesia envuelta en graves escándalos. Todos pensarían que la pederastia cometida por sacerdotes era la única mancha que enclipsaba a la iglesia que fundó Jesucristo; pero no fue así, porque también se pueden enumerar las ligas criminales de los funcionarios del banco del Vaticano para lavar recursos de procedencia ilícita así como el auge de la teología de la liberación en países con tendencia socialista así como el relativismo.

Finalmente el manejo de la Iglesia Católica requiere de mucha política y podríamos decir que Joseph Ratzinger llegó muy tarde al papado, arribó con el peso de los años en sus espaldas y le faltó tiempo para reordenar la casa de San Pedro; pero dejó un gran legado con sus cartas y encíclicas, más decidió retirarse a tiempo y no que el tiempo lo retirara, aunque no pudo arreglar la casa y su sucesor se perdió en la pose populista, no dándole continuidad a su legado.

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