Por ahí dicen que las reglas se hicieron para romperse y, tal parece, en la federación conocen muy bien el dicho y no parece importarles mucho, pues están dispuestos, incluso, a quebrantar las leyes, con tal de conseguir sus objetivos. Para muestra, las electorales que, pese a que se trata de un marco normativo muy rígido y serio, se lo han pasado por debajo del monumento a la Revolución; con un desfile de funcionarios que han aprovechado todo tipo de evento y templete para hacer proselitismo, primero, a favor de los candidatos que habían buscado posiciones en las pasadas elecciones locales, en cada una de las seis entidades y, de paso, realizando evidentes actos anticipados de campaña, con tal descaro, que se adelantaron un par de años a que empiece el proceso que llevará a la sucesión presidencial.
Nunca se había visto que un gobierno tuviera la desfachatez de buscar desacreditar a las autoridades electorales y hacer una regresión a los tiempos del absoluto centralismo y el poder totalitario. Y nuevamente, estamos viendo que, la oposición, no está siendo un contrapeso suficientemente efectivo. El futuro político de nuestro país se encuentra en las manos de un solo hombre que no llenará con un sexenio;mientras, sus corcholatas se placean provocando un desgaste interno en Morena, un partido que, con los fieles al mesías, le sigue siendo suficiente para hacerse de posiciones de poder, que difícilmente podrá mantener si no se perpetúa el proyecto, otros seis años.
La preocupación de Andrés Manuel por ocupar varias páginas en los libros de texto en el futuro, construyendo una historia alrededor de su nombre y de su cantada ‘Cuarta Transformación’, le ha nublado para atender lo elemental. Ya superó en asesinatos a su rival odiado, Felipe Calderón. Ya dijo que la seguridad de este país depende de que no exista fragmentación en los cárteles de la droga, aceptando, implícitamente, una derrota ante un poder que nunca supo o nunca le interesó combatir. Ya contradijo su combate a la corrupción, premiando y manteniendo a una corrupta sentenciada, al frente de la Educación. Ya dejó claro que la impunidad será su sello, como en los casos de financiamiento de su partido, no solo por sus hermanos Pío y Martinazo, sino por lo que se viene en la investigación que los Estados Unidos han comenzado respecto a las actividades ilícitas de Sergio Carmona Angulo, el empresario tamaulipeco asesinado en Nuevo León, que financió tanto a candidatos como a dirigentes del partido con dinero en efectivo; porque podrán desmarcarse y decir que no sabían la procedencia, pero bien dicen que peca igual el que mata la vaca, como el que se financia con dinero obtenido por el robo y contrabando de combustibles, entre otras cosas.
Pero ¿para el 2024 le apostarán a la interminable aprobación del presidente? Hay 3 caminos, por ahora. Su fiel amigo, el secretario de gobernación, quien renunció al poder de una gubernatura por ser la sombra del presidente, su operador y su principal y más fiel aliado. Su capricho, a la que impuso en una ciudad que grande en su complejidad, le sigue quedando más grande aún en el papel de jefa de gobierno. Por último, su canciller, el que le ha ofrecido un poder y liderazgo en las Américas, que lo ha sabido representar con firmeza, pero sin robarle foco y que, recordemos, le cedió las dos posiciones de poder que ha ostentado hasta ahora. Sin embargo, en cualquiera de los casos, apostarle a la popularidad del presidente, podría no surtir el mismo efecto para cualquiera de los 3 casos.
Porque, haciendo un análisis de la supuesta aprobación a sus políticas, tarde o temprano terminará por ser golpeada por la realidad. Ahí su mercadotecnia política, la que ha abusado de quienes ignoran que su vida cada día es más difícil porque se inundan con disculpas y pretextos, ahí termina y los dejará desamparados, a merced de quien le pueda dar continuidad a una historia mal contada.
Ahí se encuentra la fortaleza de una oposición que está urgida en construir un proyecto al 2024; dejando que las corcholatas se desgasten, se rompan, se arañen y se destrocen como un tablero de damas chinas; pero dejando también la pasividad que los mantiene expectantes y reactivos a lo que la agenda presidencial les marque. ¿Les alcanzará? ¿Les será suficiente? Ya se demostró en Durango que no todos se dejan cegar por un cuento chino y basta ver cómo los gobiernos locales de Morena están acabando con lo poco que encontraron. La península baja californiana, Sonora, Sinaloa, Michoacán, Morelos, Veracruz, Chiapas; en fin, bastó dejarlos gobernar para demostrar que la retórica de campaña, no es suficiente para cambiar la historia, para transformar a un país; a menos que la intención, desde el inicio, fuera convertirlo en un desastre.