En las últimas semanas, mucho se ha hablado del proyecto de «Agua Saludable para La Laguna» y no por el más de millón y medio de mexicanos que se verán beneficiados con más y mejor agua potable, sino por los más de 10 mil millones de pesos que harán falta para concluirla, según las propias cifras que ha presentado el presidente López Obrador. Independientemente de eso, la obra, socialmente es necesaria, es buena y es plausible que se haya tomado la decisión de hacerla.
Sin embargo, es necesario que estemos conscientes que, esta obra, estaba pendiente desde junio de 2019, cuando el presidente de la República canceló el proyecto del Metrobús, a mano alzada, cual si se tratara de una venta de ejemplares porcinos en alguna feria de pueblo. A pesar de ello, hay quienes, en su búsqueda de lucir como fieles seguidores obradoristas y defensores de los ideales y acciones de la 4T, pretenden vendernos que el presidente le tiene especial atención a Durango y, por supuesto, tratan de sumarle cualquier cosa para decirnos que, el presupuesto para nuestra entidad, será el mejor de la historia.
Lo mismo pasó hace un año (y el anterior), cuando los mismos simuladores cuatroteístas le sumaban los programas sociales al presupuesto del estado, bajo la premisa, aprendida lógicamente, de que ahora la ayuda llega de manera directa a la gente y, los gobiernos estatales, tendrían que destinar menos recursos al apoyo social y podrían dejar de distraerse en ese tema, mientras podrían destinar más recursos a programas de infraestructura, a programas de desarrollo económico o a acciones puntuales que derivaran en una mejor calidad de vida para todos. Irónicamente, una vez pasado el tiempo político de sumarse al tema presupuestal, diputados, regidores y actores políticos del instituto político oficialista, se han cansado de reclamar la falta de acciones de los gobiernos estatal y municipal para apoyos sociales, los mismos que aseguraban ya estaban cubiertos.
Este año, nuevamente, el escenario no es alentador para Durango, pues si bien en el proyecto de la repartición de las participaciones federales, del Ramo 33, disminuye el presupuesto para nuestro estado un 5.9 por ciento, casi 371 millones de pesos menos, salvo el proyecto lagunero, solamente parece que podremos pensar en el arranque de la presa Tunal II y, quizá, presupuesto para algún tramo carretero. Nada de ello podría solucionar el déficit presupuestario que venimos arrastrando desde ya hace varias administraciones, que termina comprometiendo hasta los pagos de las nóminas del estado y los municipios. Pero es año electoral y, como siempre, el tema será aprovechado por aquellos que juran que estaremos mejor que nunca, como por aquellos que, con los números en contra, aprovecharán para justificar su inoperancia administrativa y de programación y ejecución de los presupuestos, en los que están arrastrando a los ayuntamientos a una situación más adversa que nunca, cuando el peor enemigo, duerme en la misma casa.