De manera sigilosa fueron llegando uno a uno al viejo caserón jesuítico. El reloj de sol apenas marcaba el ocaso del día.

Los adictos a Rubén Solís Ríos, fueron convocados vía mensaje secreto de Telegram por Chuyito. “El jefe nos quiere ver, nos espera en el despacho de rectoría a las 8pm. No Comente con nadie, se van a tratar temas de alto nivel”. 

Cuando llegaron, el rector ya estaba sentado en su escritorio. Portaba solo camisa con corbata negra medio desanudada, su cabellera como siempre, alborotada y los lentes de Gepetto a mitad de la nariz

No les dio tiempo de sentarse, sin más les disparó a quemarropa:

• Gracias por venir, solo les quiero decir que mi proyecto para la sucesión era mi amiga Margarita, pero se va de senadora, entonces quiero presentarles a quien considero es la mejor opción para que nos cuide las espaldas ahora que termine en diciembre como rector.

Todos voltearon a ver a Chuyito, su incondicional, sus bonos subieron cuando pudo imponer como líder sindical a Cosaín, mas de pronto la voz ya cansina del viejo capitán de la nave universitaria volvió a sonar:

• No se equivoquen, Chuyito es buen muchacho, todavía está muy tiernito, me lo van a hacer garras, mejor lo quiero para director de la FECA. El bueno es Lozoya, controla a las escuelas de La Laguna y es amigo de Lety Herrera. Ya tengo mi escenario hecho, con todos los votos laguneros, Chuyito en la FECA, Piña en la FADER y los directores que nos las deben, claro que ganamos. Ahora sí que nos hacen lo que el viento a Juárez.
• Señor pero yo tengo más méritos, junto con usted defendimos la autonomía. Espetó Fernández.
• Sí y te lo agradezco, pero no ganas y además la decisión está tomada.
• Muy bien, dijeron todos al unísono con caras largas.

Así fue como se decidió Rubén por su sucesor, se olvida que él llegó a la rectoría gracias a una voz misteriosa que alineó a todos los aspirantes y directores, de modo que la historia podría volver a repetirse.