Poco ha sido lo que las administraciones estatales han hecho para garantizar la observancia de los derechos de los trabajadores y también evitar que los caciques sindicales logren perpetuarse en las posiciones de representación, que al final les han dado el poder de decidir por ellos ante las negociaciones con los patrones, actuando a conveniencia del jefe, negociando su permanencia o la de los suyos, así como la mejora de la situación laboral de sus cercanos, a costillas del bien común.
Como ejemplo tenemos al Colegio de Bachilleres de Durango, dirigido por Víctor Hugo Castañeda; quien ha estado muy preocupado por los temas políticos de su partido y por impulsar a su gallo con miras a la designación de la candidatura al gobierno del estado; donde la dirigencia sindical, pretende llegar a casi 30 años en el poder, seguramente con el apoyo de la parte oficial, que fácilmente podría desestimar este texto con decir que ‘nosotros respetamos la autonomía de la decisión de los trabajadores’, cosa que se pone en duda cuando, si algo hemos vistos en los últimos años, es que los trabajadores de todas las organizaciones sindicales, ya están hartos de permitir que siempre lleguen los mismos.
En el caso del COBAED, donde su sindicato está encabezado por Walter Méndez desde hace casi 15 años, con solo un periodo de cuatro años en los que, si bien no fue cabeza, sí formaba parte del Comité, para después modificar los estatutos y que, convenientemente, pudiera repetir dos periodos sexenales consecutivos, hoy busca reelegirse nuevamente y quedarse hasta el 2030. En su gestión, se han hecho señalamientos sobre malos manejos financieros, como en la Caja de Ahorro de los trabajadores, nepotismo y sobre la lujosa vida que puede darse con los recursos entregados por los propios compañeros, vía cuotas sindicales.
Al más puro estilo de los líderes de antaño, Walter Méndez tiene comprados a los delegados sindicales de todos los planteles, habiéndoles ofrecido una posición en la cartera sindical, evitando que cualquiera de ellos buscara ser su contrincante y evitando que alguien que no haya sido delegado pueda participar, pues así lo estipulan los estatutos. El único que ha buscado terminar con su hegemónica presencia, con verdadera posibilidad de ponerle un alto a su dominio, es Felipe Aragón y su planilla, en donde dependerá, mucho, de las garantías que la parte oficial pueda ofrecer para que exista piso parejo y se respete la verdadera voluntad de los trabajadores.
Esperemos que, con lo conseguido por la administración municipal, que ha permitido darle certeza a las elecciones internas de su sindicato, lo que derivó en la conclusión del ‘Lichato’, otras instancias públicas empiecen a trabajar en positivo para que, sin incidir directamente en los resultados, al menos permitan que los trabajadores sean representados por quien verdaderamente busca trabajar en favor del respeto a sus derechos y que así sea definido por la voluntad de los compañeros, y no de los intereses de grupos, con el aval de las autoridades a cambio de ‘no darles problemas’.