Se dice que, en la vida, hay que saber ganar y, para ello, hay que acostumbrarse a ganar; pero en mi experiencia en la vida, es aún más valioso saber perder, sobre todo cuando al aceptar la derrota, detienes un daño mayor. Quienes parecen no haberlo entendido del todo, son los panistas duranguenses que, sin importar si las condiciones no juegan a su favor, están aferrados a la oportunidad de arrebatar en tribunales, lo que no pudieron retener en las urnas. Y es que a pesar de que el Tribunal Electoral del Estado de Durango, sentenció como improcedente la impugnación que presentó el Partido Acción Nacional, queriendo con ello, modificar la asignación de las regidurías que corresponden al municipio de Durango capital, determinado por el Consejo General del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana, donde le tocarían 5 al PRI y 4 al PAN, pretenden llevarlo al siguiente nivel.
Recordemos que el actual presidente municipal electo, el panista José Antonio Ochoa, ganó la elección en la capital duranguense con 117 mil 316 votos, lo que le dio prácticamente la mitad de los votos recibidos en las urnas, un 49.89 por ciento, si nos ponemos muy exactos, sin dejar lugar a ninguna especulación, con un triunfo contundente. De esos votos, 60 mil 377 fueron para el PRI, 53 mil 357 para el PAN y el resto fue lo que pudo aportar el PRD, apenas poco más de 3 mil 500 votos. Entonces, estamos hablando de que, la diferencia entre los primeros dos, es de poco más de 7 mil votos; o sea, dicho con todas sus letras, el candidato panista de la coalición Va Por Durango, ganó con más votos del PRI, que del PAN.
Ahora, se sabe que, para asegurar que todos los integrantes de la planilla dieran todo de sí en la campaña, en el convenio de coalición, se firmó que la asignación de las regidurías sería conforme a la cantidad de votos que se obtuvieran, y así evitar que solo los primeros nueve le “echaran ganas”, como se dice comúnmente, despertando en todos, el interés por que se lograra el triunfo, independientemente de la posición que se les hubiera asignado. Ahora, por si eso no fuera argumento suficiente para que el cualquier órgano colegiado fallara en contra de la impugnación panista, una vez concluida la votación, previo a los cómputos municipales, cuando el comité capitalino les informó cómo se haría la repartición de las regidurías, el PAN volvió a firmar un acuerdo en el que quedó estipulado que, quien obtuviera más votos, habría de tener más regidores, y lo firmó, seguramente, porque creían que, en la capital tenían ese presumido bastión panista y pensaron que, fácilmente, tendrían la mayoría de los votos. Esto no fue así y, por ello, no les benefició la asignación.
Entonces el PAN impugnó la manera en que ellos mismos decidieron que se daría el reparto. Incongruente, ¿no? Seescucha en los corrillos que algunos panistas ya andan presumiendo que el asunto será presentado en la Sala Regional del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con sede en la ciudad de Guadalajara. Sin embargo, los magistrados de la Sala Regional han respaldado, en múltiples ocasiones, los resolutivos que han dado tanto el Consejo General del Órgano Local Electoral, como lo que a su vez ha determinado el Tribunal Electoral del Estado de Durango, por lo que considero muy difícil, tomando en cuenta los argumentos que se tienen en la conformación del convenio y del posterior acuerdo, que dan lugar a la manera en que se asignaron las primeras nueve regidurías que le corresponden a la coalición ganadora.
Ahora, esto no solo se trata de ver si el PAN logra arrebatarle al PRI la posición que ocupará la maestra Arlina Adame Correa, quien es empresaria, dirigente municipal de la CNOP y con probada trayectoria en el ejercicio de la función pública; para dársela a Alejandra Terrones, una joven panista que se ha viniendo abriendo camino en la política; sino de las implicaciones políticas que desprende este frenesípanista, pues estamos hablando de que la sociedad que puede fortalecer la presidencia de José Antonio Ochoa, podría resquebrajarse antes de comenzar el periodo de la próxima administración, en donde además, habrá 3 regidores de Morena que sabemos estarán frotando sus manos en todo momento para irse en contra del panista; 3 más de Movimiento Ciudadano que se han dedicado a señalar, al menos en campaña, las decisiones, acciones y políticas públicas del actual presidente, también panista; además de los dos representantes del Partido del Trabajo que, sin temor a equivocarme, solo estarán en contra de todo y de todos, sin importar qué, pues su único tema son los CADIS que ellos mismo llevaron a la ruina financiera. Así que, si el PAN lograse un triunfo en tribunales para ir en contra de la voluntad ciudadana que no les favoreció en votos, podrían ganar una regiduría, pero podrían perder a 4 valiosos aliados que, sumado a los 8 opositores, podrían poner en jaque lo que se vea en Cabildo y estoy seguro que Toño Ochoa no quiere comenzar su periodo con 12 votos en contra, en cada sesión donde se pueda discutir algo trascendente para su gobierno.
A ver si la civilidad política y la inteligencia de buscar ganar más incluso cuando parece que pierden, le permite a los panistas repensar su decisión de estirar más la liga, no vaya a ser que se les reviente y les termine lastimando más, de lo que ya los lastimó la ciudadanía en las dos pasadas elecciones, no dándoles su voto de confianza.