Cada vez es menor el tiempo que queda a los partidos para la definición de sus coaliciones y de sus candidatos. Todo indica que serán dos equipos los que disputarán la posibilidad real de hacerse con el gobierno del estado y, en cada uno de ellos, están los ánimos a tope, aunque todos pretendan hacer como si no pasara nada y todo fuera parte de un acuerdo que no puede poner en entredicho la unidad al interior. Nada es más falso que eso.
Por un lado, en Morena se realizó un primer filtro, donde de catorce aspirantes, solo quedaron cuatro, dos hombres y dos mujeres, que fueron palomeados por el Consejo Político Nacional. Eso no gustó a algunos, pero existía la posibilidad de que la Comisión Nacional de Elecciones, en el Comité Ejecutivo Nacional del partido, hiciera espacio para un aspirante más de cada género. El único que expresó la seguridad (aunque parecía más necesidad) de que su aspiración perviviría, fue Manuel Espino, para lo que activó a su equipo en redes sociales y puso a cada uno de los integrantes de Ruta 5, su camaleónica plataforma política a la que se adhirieron muchos de los derrotados del proceso de 2021, a impulsar la idea de que #EspinoVa, pues el haberse inscrito como militante y haber pedido licencia como titular del Servicio de Protección Federal, del que al final ‘le pidieron’ su renuncia definitiva, deberían ser suficientes argumentos para ser tomado en cuenta. Al final, como cuando quiso vender que sería el superdelegado en Durango, todo quedó en una paupérrima simulación. Entre los que sí tienen posibilidades de ser, ya se están dando con el garrote, pues un día sí y el otro también, se publican y comparten textos e imágenes donde se acusan de corruptos a ellos o a su equipo. Incluso hubo quien se atrevió a publicar una supuesta lista donde ya se definía la candidatura para José Ramón Enríquez y para la priista Leticia Herrera para la alcaldía de Gómez Palacio, lo que por supuesto se trató de una total falacia.
Por otro lado, los neopanistas quieren presionar la definición en su equipo y, al ver que la falta de medición de Héctor Flores Ávalos, el actual secretario general de gobierno, no le alcanza ni para que la gente lo medio conozca, en una rueda de prensa conjunta, se bajó de la contienda dando su apoyo al recién electo diputado federal Javier Castrellón, en un intento de hacerse ver como los finalistas del PAN rumbo al 2022, pese a que ninguna, ni la más inflada de las encuestas, los pone en una posición favorable. Contrario a ellos, mucho más prudente, Carlos Maturino, quien sí ha aparecido en algunas encuestas, hizo mutis y se mantuvo al margen. El puntero en las encuestas del PAN, Jorge Salum, pese a que gente de su equipo cercano realizó publicaciones donde aseguraban que habría de pedir licencia pronto, dijo que esperará los tiempos, pero pidió piso parejo y jaló las orejas a los adelantados.
En el PRI, pese al derrame de bilis de Luis Enrique Benítez Ojeda, el proyecto de Esteban Villegas sigue caminando, esperando a la definición de cuál de los partidos será el que designe al candidato. Al fin, nada para nadie, pero ya está hirviendo la olla, a ver si no explota cuando la destapen.