Los Windsor son la familia real más trascendente en la historia moderna del mundo. A diferencia de otras casas reales que fueron desaparecidas, asesinadas o pasaron a ser meros adornos, recuerdos vivientes de otra época, los Windsor han tenido un papel determinante en el quehacer político de Gran Bretaña, así como en la construcción de un imperio con una línea bien definida sobre el rumbo que debe llevar.
Platicando con un amigo inglés, comenta que en Reino Unido es común que los mayores compren tazas y vajilla conmemorativa a los jubileos de la reina Isabel II. Que su abuelo, recordaba como Jorge VI, padre de la hoy difunta Isabel II, fue ejemplo de fortaleza durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que, más que ganarse el respeto público por la corona, lo hizo por su congruencia, valor y honorabilidad, en esos momentos oscuros, donde el rey era el faro que mantenía a un pueblo británico unido.
Isabel Alejandra María Windsor, Isabel Segunda, por la Gracia de Dios; Reina del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda del Norte, y de sus otros Reinos y Territorios; jefa de la Mancomunidad de Naciones, duque de Lanscaster, duque de Normandía y defensora de la Fe. La Reina más longeva en la historia del mundo, superando a su tatarabuela, la reina Victoria, quien gobernó por 63 años, así como al rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, que reinó 70 años y 126 días, cerró los ojos definitivamente el pasado jueves 8, marcando así el final de toda una era.
A Isabel II le tocó los años más duros del Reino Unido; vivió la guerra casi en las trincheras, vio como su padre Jorge VI perdía la vida ante una responsabilidad que no quería, tras la abdicación de su hermano; más tarde, siendo joven y tras la muerte de su padre, perdió la libertad al recibir la corona a los 27 años. Soportó con gran temple el asesinato de su tío favorito, Lord Mountbatten a manos del IRA; superó la crisis del Canal de Suez, siete crisis económicas; la separación de las colonias africanas y del caribe para convertirse en gobiernos autónomos; la guerra del Golfo y la crisis sanitaria por el coronavirus.
De todos estos conflictos, fue la crisis monárquica de 1992 la que puso en jaque a la Reina, calificado por muchos como el “annus horribilis”, donde la casa real de Windsor se comenzó a tambalear tras el divorcio de sus hijos y el incendio del Castillo de Windsor. Ese año no fue bueno, la primer ministra Margaret Thatcher dejaba el número 10 de Downing Street y un país sumido en la crisis económica, las revueltas sociales y huelgas.
A pesar de lo anterior, no fue sino 1996 y 1997 los años más oscuros del reinado de Isabel II, cuando su hijo heredero al trono, Carlos, se divorció de su esposa, la popular Lady Diana de Gales, cuya muerte en un accidente vial en Francia, puso a prueba la capacidad de la Reina de mantener la corona y la monarquía viva.
De ésta etapa crucial habla la magnífica película “TheQueen” del gran director Stephen Frears, donde se ve el profundo autoanálisis que tuvo que hacer la Reina y cómo, con la ayuda del entonces Primer Ministro, Tony Blair, se superó una situación que bien pudo terminar muy mal para la Casa Real. Evidentemente, está la maravillosa serie de Netflix, “The Crown”, sin embargo, es por mucho la película con Hellen Mirren, la que muestra la vulnerabilidad de Isabel en un momento decisivo dentro de la historia de una mujer que desde el inicio fue menospreciada y luchó para hacerse respetar por sí misma.