Mucho se ha especulado de la incidencia del crimen organizado al interior de los partidos políticos, representantes, funcionarios y gobernantes, a lo largo de la historia reciente. Esta conversación, o al menos esta suposición, retomó fuerza ahora que, se dice, muchos de los candidatos propuestos por algunos partidos, tienen nexos innegables con los líderes de asociaciones delictivas. Incluso el exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles, se atrevió a señalar que Morena tiene pactado el libre trasiego de droga por el corredor del Pacífico, justificando con ello la obtención de muchas gubernaturas en la región occidente del país, incluido el sorpresivo triunfo de Sinaloa.En un hecho aparte, pero con gran relación, en la zona metropolitana de Monterrey, propiamente en el municipio de San Pedro Garza García, fue asesinado el empresario Sergio Carmona Angulo, originario de Tamaulipas y reconocido por haber financiado a los candidatos de Morena a las posiciones federales, así como a grupos y personas que hoy ocupan las mejores posiciones a nivel estatal en aquella entidad que está por renovar al gobierno del estado, en junio próximo.Al mismo tiempo, en los otros estados fronterizos, con la reciente detención de uno de los operadores más importantes del cártel de Sinaloa y la creciente lucha con el cártel de la Línea por el control del paso a los Estados Unidos, la violencia que se vive desde Coahuila hasta Sonora, es cada vez más cruenta. En Sonora, pese a que su actual gobernador era el secretario de Seguridad Pública a nivel federal, se está viviendo el año más violento del que se tenga memoria, con más de mil 600 asesinatos, al cierre del quinto bimestre del año, según las propias cifras del Secretariado Ejecutivo.Además de varios casos aislados de violencia en municipios como Madera, Zaragoza y Cuauhtémoc, en Chihuahua, en la región de Aguaprieta y el corredor serrano sonorense de Bavispe, tan solo en Cajeme, se registraron 80 asesinatos en 30 días, donde se abrieron más de cuatrocientas investigaciones por homicidio. Un estado sumido en secuestros, feminicidios, violaciones y demás actos de violencia, aunque poco se habla de ellos, se suma a lo que está ocurriendo en Zacatecas, otro estado también gobernado por Morena, así como la creciente violencia en Tijuana, Baja California; la que desde muchos años no ha cesado en Tamaulipas y Veracruz; lo que está ocurriendo en Michoacán, en Jalisco, Colima y Nayarit, así como la cada vez menos controlada violencia en la zona metropolitana de Ciudad de México, da nota de la falta de resultados en materia de seguridad.Ya para que la crítica haya venido de los Estados Unidos, que están viendo que con abrazos no se logra nada y que hayan modificado sus leyes para poder intervenir fuera de sus fronteras en caso de considerarlo necesario, debería ser un foco rojo que prenda el switch del presidente y su gabinete de seguridad, pues este país, está cada vez más lejos de controlar la violencia.