Si Pepe Rosas le hubiera hecho caso al senador Larios y al abogado Rosales, que reformara la Constitución para dejar una gubernatura de dos años y así empatarla con la elección presidencial, ahorita Aispuro andaría feliz de la vida viajando por el mundo a lado de Elvira sin que nadie lo molestara.
Si Aispuro hubiera creado la gubernatura de dos años para Adrián Alanís o Rivas Loaiza, en este 2024, Durango sería totalmente guinda y Morena tendría el control del estado.
Pero el hubiera no existe, Aispuro siempre fue un político suertudo, timorato y advenedizo, que flotó en las aguas de la política esperando a que el viento lo llevara siempre a buen puerto.