Para efectos políticos, sobre todo con fines electorales, en cualquier parte del mundo se vive un momento idóneo para que los gobiernos puedan presumir y echar al vuelo las campanas, pues en 2021 se vivió un periodo magnífico en la medición del crecimiento económico. Así lo expresan los indicadores si se ponen sobre los números que produjo el confinamiento en el mundo en 2020, con la llegada del COVID-19. Tras la severa recesión, en gran parte del mundo se implementaron estímulos fiscales y financieros. El Fondo Monetario Internacional (FMI) previó, en octubre pasado, una recuperación en el Producto Interno Bruto (PIB) de hasta el 5.9 por ciento a nivel global, algo que no había pasado en décadas. Si este crecimiento no se hubiera visto frenado por los problemas que han enfrentado las cadenas de suministro, afectando la producción en diversas partes del mundo, seguramente estaríamos hablando de una cifra mucho mayor.
Según el Centro de Investigación Económica y Empresarial con sede en Londres, (CEBR, por sus siglas en inglés), la economía mundial superará los 100 billones de dólares por primera vez en 2022, dos años antes de lo estimado, donde el PIB mundial se verá impulsado por una recuperación sostenida, pero donde la persistencia de la inflación haría que algunas economías vuelvan a caer en recesión, si sus encargados de las políticas monetarias no se comportan a la altura de las responsabilidades.
Ahora, hablando de nuestro país, casi sin que se hiciera ruido, desde finales de 2020 ocupamos el 16° lugar de la lista de los 194 países a nivel economía, el peor lugar desde 1989, siendo rebasados por Indonesia desde 2019, donde nos encontrábamos en el 15°, según la evaluación del FMI. Desde los primeros años del gobierno de Vicente Fox, en donde llegamos a estar en la octava posición, no se ha podido mantener un crecimiento sostenido en el PIB, que nos ha ido relegando del Top 10.
Los efectos de la pandemia y el mal manejo que se hizo de ella, según apuntan numerosos expertos, nos llevó a reducir el PIB, de 1.26 billones en 2019, a solo 1.04 billones de dólares en 2020. El FMI ha sostenido que México es de los países que menos apoyos fiscales canalizó para lograr sostener el mayor número de empleos y evitar el cierre de empresas, mientras que Estados Unidos destinó el equivalente del 12 por ciento de su PIB, Brasil el 8, Canadá el 4. México solo destinó el 1 por ciento.
Lejos de las promesas de campaña de crecer un 4 % anual, o de incluso sostener su dicho al frente del Gobierno de México, las políticas económicas de López Obrador cada vez más lo alejan del ‘aspiracionismo’ demagógico de la economía nacional, llevándonos a una ineludible realidad que nos acerca más a los resultados de economías basadas en el populismo, como las de Argentina, que de superar ampliamente a México, ahora equivale a un 40 por ciento de la economía mexicana; o Venezuela, que ahora no llega ni a los 50 mil millones de dólares en su PIB, cuando hace 10 años llegaba casi a los 400 mil millones de dólares.