El gobierno federal pretende tener la sartén por el mango, en todo, pero nada es más importante que los recursos financieros. Ningún tema es, para el presidente, tan íntimamente necesario controlar, que el dinero con el que alimenta o mantiene con hambre a quien quiere a quien conviene, así sea la gente, con sus programas sociales, como administraciones estatales o municipales, con las participaciones de las contribuciones recaudadas, o hasta los partidos políticos, con sus prerrogativas, a los que últimamente ha ahorcado con tal ahínco, que muchos han visto mermada su operatividad al no poder pagar puntualmente ni su nómina.
Para tener el control, solo hace falta fallar. Sí, fallar, vil y alevosamente.
El paquete de ingresos que se discute en el Congreso de la Unión, es discutido por nimiedades como la incorporación de los jóvenes al Registro Federal de Contribuyentes, aún sin serlo; o a la acotación que se intenta poner a las deducciones fiscales a los donativos que se hacen a las asociaciones civiles que realizan acciones que los gobiernos, no pueden, o no quieren hacer. Pero, ¿quiere alguien por favor pensar en los niños? Diría aquel famoso meme…
Donde se podría estar fallando, sería en las estimaciones sobre el comportamiento de los mercados internacionales, en lo macroeconómico, en temas como el precio de los barriles del petróleo y algunos otros temas del que dependen, en cierta medida, las proyecciones del ingreso a la hacienda pública. Eso nadie lo discutía, para eso no hubo mantas ni empujones, ahí es donde todos fallaron, los que aprobaban la miscelánea fiscal y los que no, porque, al final, terminaron aprobando todo al vapor porque se los comió el tiempo y nadie puso el dedo en la llaga, en lo sustantivo, en lo que puede significar una gran diferencia en los números, a la hora de repartir el pastel.
Pero, ¿a quién conviene que eso ni se revise? ¿a quién le complace que se distraigan en boberías? ¡Exacto! Al presidente… por que mientras más alejado de la realidad estén en proyecciones, más pretextos tendrá para meter mano y darle ‘llegues’ al presupuesto, producto de las disparidades de la muy optimista estimación de la producción petrolera de PEMEX o de la muy corta estimación de los precios del barril; de los niveles inflacionarios que hoy se toman para la estimación del incremento en el Índice de Precios al Consumidor el año que viene, que podría dispararse con la presión inflacionaria global, e incluso con los niveles del tipo de cambio que podría tener comportamientos muy distintos en una escalada económica mundial, permitida por la reducción de contagios de COVID-19 en la actualidad.
Algunos siguen pensando que creceremos hasta un 6 por ciento del Producto Interno Bruto, cuando en realidad solo estaríamos rebotando del fondo que se tocó con casi un 10 por ciento por debajo de cero, apenas el año pasado, así que el crecimiento cada vez será mayor, pero apenas acercándose a cero. En fin, que fallen, para que Andrés tenga, como siempre, la última palabra.