El Giocondo

Seguridad, educación y buen gobierno, nada qué presumir

por Alejandro Flores de la Parra 5 julio, 2024 | Hace 3 meses

La presidenta electa, Claudia Sheinbaum, presentó este jueves, cuatro perfiles más que habrán de sumarse a su gabinete para arrancar su gobierno este próximo 01 de octubre, en cuatro de las posiciones que podrían ser consideradas las más importantes de cualquier administración federal: Gobernación, Educación, Seguridad Pública y Bienestar; donde no hubo sorpresas, pero quizá tampoco muchas ilusiones.

En primer lugar, nombró a Rosa Icela Rodríguez, actual secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), como secretaria de Gobernación, algo irónico si pensamos que, quien atenderá el desarrollo político del país y llevará la conducción de las relaciones del Ejecutivo Federal con los otros Poderes de la Unión y con las entidades federativas, será quizá quien tenga la calificación más reprobatoria en su desempeño en la administración que está por terminar, pues, más allá de que su perfil profesional (periodismo) dista mucho del idóneo para las posiciones que ha ostentado, tanto al frente del Sistema Aduanero Mexicano (Administración General de Aduanas), en el que escándalos como el paso de sustancias ilegales hacia dentro y fuera del país por medio de puntos como el propio Aeropuerto Internacional de Ciudad de México (AICM) o los ingresos de precursores de fentanilo por el puerto de Manzanillo, situación que el gobierno estadounidense exigió al gobierno mexicano atendiera de inmediato y hasta removiera al personal por la falta de resultados; como de la SSPC, en la que la violencia, un día sí y otro también, rebasó los objetivos, cualesquiera que estos hayan sido, trazados por la dependencia, llevando a nuestro país a la peor situación en la historia, se acepte o no, en materia de seguridad; en ambos puestos, dejó mucho qué desear, así que su nombramiento podría dejarnos la expectativa en un muy bajo nivel.

La Educación es un rubro en el que nuestro país se encuentra en un periodo de transición hacia un modelo en el que, se supone, se busca generar “un nuevo paradigma educativo que reconoce que en la vida escolar hay personas de diferentes pueblos, grupos y comunidades, con distintas condiciones de salud, migración, orientaciones sexuales, identidades de género y estilos de vida; donde se expresan lenguas de diversos grupos étnicos, con preferencias culturales y políticas distintas”; algo que ni los docentes entienden del todo, ni las autoridades educativas han sabido transmitir de forma clara, por lo que cada Consejo Técnico Escolar, se busca que, a gritos y sombrerazos, los maestros cambien su metodología por una que genere un pensamiento crítico, libre de prejuicios sociales y que bajo los principios de honestidad, respeto, justicia, solidaridad, reciprocidad, lealtad, libertad, equidad y gratitud, se logre la participación democrática y la fraternidad. Si le parece complejo, ahora imagine que un Licenciado en Economía, que tiene una carrera tan cercana a las ideologías izquierdosas político electorales, y tan lejana a la academia, como lo es Mario Delgado Carrillo, actual presidente del partido Morena, quien será muy difícil sea recogido como el líder y guía del magisterio nacional, que carece desde hace mucho de un mesías y que perdió toda representatividad desde que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) prefirió convertirse más en un movimiento político comparsa de los gobiernos, que defensor de los derechos e intereses de sus agremiados. En pocas palabras, parece que, a la Cuarta Transformación, la Educación no le parece prioridad.

Luego llegó el turno para la Secretaría del Bienestar, que por mucho que algunos, incluida la presidenta electa, traten de decir que el gobierno de Sheinbaum no sería una ‘calca’ del de López Obrador y que él no tendría injerencia en la conformación del gabinete, pues ratificar a otra operadora política del actual presidente en la dependencia encargada en asegurarse que la gente sienta que le debe todo al actual gobierno, no ayuda mucho a pensar lo contrario. Así entonces, será Ariadna Montiel Reyes quien repita al frente de la chequera del Bienestar, porque si algo funciona, para qué lo modificas, ¿no?

El nombramiento más cantado de todos, ese por el que los momios de apuesta pagaban absolutamente nada, fue el de Omar García Harfuch en Seguridad y Protección Ciudadana, pues el super policía capitalino no solo es merecedor de la confianza ciega de la próxima presidenta, sino que llegó a ser incluso su ‘delfín’ para sucederle al frente del Gobierno de CDMX. Pero poner al alumno de García Luna a querer calmar el actual clima de violencia que impera en el país, negociar con los cárteles, mover las piezas en el tablero y tomar decisiones de forma diferente a como lo hacían en aquellos entonces; bueno, quizá yo le tengo muy poca fe a que vaya a hacerlo diferente, o quizá el objetivo no es tener diferencias, sino aceptar que los ‘abrazos no balazos’ se deben hacer de otra forma. Y ni qué decir del manejo de crisis cuando al Ejército se le pase la mano, como cuando Ayotzinapa, pues también en eso, nuestro super policía sabrá qué hacer, como lo hizo en la administración de Enrique Peña Nieto. 

Dadas a conocer las columnas en las que sostendrá su administración, llama la atención que de los 16 nombramientos que Claudia ha presentado, 7 de ellos sean vinculados más al lopezobradorato que a su gestión o a su grupo, aunque eso se zafa fácil diciendo que ‘todos pertenecen a un mismo movimiento’. Además, no se trata de un gabinete muy jovial, pero eso no es necesariamente malo, lo más importante es que, hasta hoy, se ha llenado más de perfiles políticos (9) que de aquellos con mayor inclinación técnica (7). A remar que la corriente viene fuerte, a ver hasta dónde nos lleva.

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