En una economía que ha tenido tanto problema para reactivarse, como la mexicana, el ingreso extranjero es vital para lograr sacar la nariz en la superficie y tomar una bocanada de aire puro. Con ello, la importancia del ingreso que reporta el turismo internacional, es básico, pues en México tenemos contamos con muchos elementos favorables. Sin más, el reporte de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación sobre el arribo de turistas provenientes de mercados emisores, principalmente de nuestro vecino del norte, Estados Unidos, a niveles similares de 2019, es una gran noticia.
México recibió en 2019, previo al confinamiento, alrededor de 45 millones de turistas internacionales, de los cuales, más del 80 por ciento ingresó a nuestro país vía aérea, por lo que esta industria representa la mayor contribución de ingreso de divisas del sector turismo. Del total, unos 6 de cada 10 turistas provienen de los Estados Unidos; mientras que de Canadá proviene un 15 por ciento, de Europa y de países latinoamericanos, proviene uno de cada diez, respectivamente.
Las restricciones de movilidad en los marcados emisores, aunados al miedo a contraer el covid-19 en un país que no tomó tan en serio la pandemia, que saturó sus hospitales y que sus autoridades mandaban mensajes poco claros sobre el manejo y dominio de los temas relacionados con el control de la propagación, lógicamente afectaron y provocaron un impacto negativo en los ingresos, pues en 2020, solo ingresó apenas poco más del 30 por ciento de lo que se había registrado apenas el año anterior. Afortunadamente, en 2021 logró invertirse la cifra y se recuperó cerca de un 30 por ciento más de ingreso, siguiendo como base el dato de 2019. En una comparativa mundial, en 2020 México logró recuperar lo que, en el resto del mundo, prácticamente siguió igual durante los dos últimos años.
La gran ventaja de nuestro país fue que, en 2021, recuperó casi el total de sus ingresos internacionales provenientes de Estados Unidos, pues las condiciones restrictivas fueron atractivas para muchos norteamericanos, pues en México, prácticamente no había restricción para los turistas extranjeros, ni para el ingreso ni para la estadía, a pesar de que esto aumentara el riesgo de brotes de contagio de cepas de COVID-19, provenientes de distintas latitudes.
Otro detalle que había frenado el ingreso de turismo internacional, eran los crecientes números de inseguridad que lograron prender las alertas a los visitantes, principalmente norteamericanos, con números que preocupaban a las autoridades extranjeras y que, de algún modo, ha ido disminuyendo, para fortuna de quienes dependen del sector turístico.
Con los datos que INEGI aportó, que denotan una ineludible recesión, todo parece indicar que, nuevamente, lo que sacará a flote, o al menos no le hundirá tanto a la economía mexicana, será el rico tesoro geográfico y cultural que poseemos, que a pesar de los malos manejos de nuestras autoridades y las pésimas decisiones administrativas, económicas y de salud, sigue siendo nuestra única fuente sólida.