La hora de la verdad ha llegado para la coalición «Va Por Durango», que conforman el PAN, el PRI y el PRD, después de haber realizado la consulta vía encuesta telefónica a mil 200 personas, con la metodología convencional de la prestigiosa empresa “De las Heras Demotecnia”, ya que este día 25 de enero, según lo dicta el convenio de conformación de la propia alianza, deberá darse a conocer los resultados obtenidos durante el pasado fin de semana, donde se habrá de comparar la intención de voto de las candidaturas, con careos; los positivos y negativos que presenten los precandidatos y la percepción de triunfo que genera cada una de las propuestas.
Mientras en el PAN, a nivel local, donde desde hacía semanas los militantes del partido habían cerrado filas con Héctor Flores Ávalos, se han mandado señales encontradas, priorizando al inicio la unidad intrapartidista, luego amagando un rompimiento; primero hablando de un proyecto tripartita que buscara empatar objetivos, luego señalando imposiciones e intereses ajenos a los propios; en el PRI, que se decidió por la figura de Esteban Villegas Villarreal, la narrativa es diferente, buscando sumar y trabajar para lograr construir un proyecto conjunto, primero con el priismo, luego con los demás partidos, con una actitud más prudente, sin señalamientos, sin triunfalismos y sin condicionantes que podrían, a priori, tomarse como amenazas para su conformación. A la par, el PRD, en la figura de Mar Grecia Oliva, se mantiene a la expectativa, sabedores de que no es momento de competir, sino de amalgamar.
Los exabruptos provocados por las declaraciones de los líderes nacionales, a nadie convienen, pues mientras cada partido desde su dirigencia, tendría que defender su capacidad para poder perfilar personajes emanados de sus filas, quienes se medían no tenían que prestar atención a los dichos sino a convencer a quienes, al final, serían encuestados y tendrían en su poder la definición. No todos lo entendieron. Hubo quienes al interior del PAN prefirieron marear a su precandidato diciéndole “¡no te dejes!”, cuando lo que había que hacer, era dejar pasar, dejar hablar a quienes quisieran distraer, mientras el trabajo era con la gente, con la militancia y con quienes pudieran ser sus simpatizantes. Así lo hizo el priista, sin distracciones, sin dejar de remar sin importar si le echaban olas, pues para llegar a la orilla solo había que seguir avanzando. ¿Quién se quedará con la candidatura?
A reserva de lo que dicten los resultados de la encuesta, será momento de definiciones y de medir qué tan efectivamente están dispuestos, en cada partido, a honrarlos. Además de los aspectos pactados en el convenio de coalición, habría que medir la madurez política de los equipos, pues por mucho que se haya hablado de la capacidad de ser competitivos yendo cada quien por su lado, está claro que, romper la alianza, mermaría por completo los alcances electorales y daría una increíble ventaja al proyecto cuatroteísta, encabezado por Marina Vitela Rodríguez, por lo que de fragmentarse, estaríamos pintando Durango de guinda.